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CUENTO: EL MAGO CASCARRABIAS

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Había una vez, en un lejano país un mago malvado llamado Cascarrabias. EL mago Cascarrabias siempre estaba enfadado y nunca saludaba a nadie ni pedía nada por favor, ni nunca, nunca, nunca daba las gracias. 

Todos los días paseaba por la ciudad y la  gente le saludaba amablemente, pero sin conseguir que él, les contestara, y eso le enfadaba más y más cada vez.

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Un día, ya cansado de los saludos y de la amabilidad de la gente, el mago Cascarrabias decidió hacer un conjuro. Se puso en el medio de la Plaza Mayor y empezó a decir:          "Rayos y truenos, que vengan a mí, que la amabilidad de la gente se esconda aquí”.

 Y entonces todo empezó a oscurecerse, y empezó a llover y a llover durante un buen rato. Nadie sabía porque había pasado eso, estaba tan buen día y de repente se nubló todo. Era raro pero nadie le dio importancia y siguieron con sus vidas, sus juegos, sus trabajos. 

Pero algo había cambiado, a partir de ese momento la gente dejó de saludarse y de pedir por favor las cosas y de dar las gracias. Cada vez todos estaban más tristes y más serios. ¿TODOS? Todos no. Un niño no muy mayor, de unos 4 o 5 años, sí que se dio cuenta y viendo la tristeza en la que vivían todos fue a pedirle ayuda al  hada  Iris  que siempre estaba jugando cerca del río.
              Allí, después de contarle todo lo sucedido al hada , Iris le dijo que sólo el Mago Cortés podía ayudarlo. Y el pequeño se fue en su busca y lo encontró leyendo a la sombra de un enorme árbol como Iris le había dicho. Le contó lo sucedido y los dos volvieron hacia la ciudad, allí todo seguía igual, serios, tristes y sin saludarse.

El Mago Cortés tomó su preciosa varita mágica y dijo un nuevo conjuro. Cuando el mago Cascarrabias se dio cuenta hasta él mismo saludaba  a los demás, pedía las cosas por favor y siempre, siempre daba las gracias. Todos volvieron a ser muy amables y corteses y se sintieron mejor.

 Y así fue como el Mago Cascarrabias descubrió lo importante que es ser amable, saludar todos los días, pedir por favor las cosas y dar las gracias. Además pronto tuvo muchos amigos con los que jugar y dejó de ser tan Cascarrabias.


âž½Para reflexionar luego del relato:
 

  • ¿Qué le pasaba al Mago Cascarrabias?

  • ¿Está bien eso de no saludar?

  • ¿A quien le pidió ayuda el niño?

  • ¿Ustedes siempre saludan ?


 

EL ÁRBOL MÁGICO

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Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia". Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras mágicas .

Pedro Pablo Sacristán 

https://www.youtube.com/watch?v=7zsOMZNQpXE


âž½Para reflexionar luego del relato:
 

  • ¿Qué palabras mágicas conocen?

  • ¿Cuáles funcionaron con el árbol encantado?

  • ¿Cuando podemos usar esas palabras mágicas con nuestros amigos ?

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CUENTO PARA LOS MÁS GRANDES: LOS CLAVOS Y EL AMOR

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Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma o no fuera educado dando las gracias a la gente o saludando correctamente debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la casa.
El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca...

 

 Pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter y saludar a la gente que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día cuando el muchacho no perdió la calma y saludaba con buenos días y daba las gracias a todo el mundo y se lo dijo a su padre y entonces el papá le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca.
Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca..., entonces el papá llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás...
Mira hijo, has hecho bien... pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca... Ya la cerca nunca será la misma de antes... Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como éste agujero en la cerca...
Es como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha... No importa cuántas veces pidas disculpas, la herida esta ahí...Una herida física es igual de grave que una herida verbal...
Los amigos y amores son verdaderas joyas a quienes hay que valorar... Ellos te sonríen y te animan a mejorar...
Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte...
Demuéstrales cuánto los quieres...


Para reflexionar luego del relato:

- ¿Qué le mando hacer el padre al niño?
- ¿Por qué?
- ¿Cuándo se portaba bien que tenía que hacer?
- ¿Cuándo hacemos algo mal dañamos a nuestros amigos?
- ¿Qué cosas hacemos mal nosotros?

 

 

 

Cuento infantil sobre los buenos modales. Cuentos para niños

 

Mariana salió al jardín y se tumbó en la hierba, al lado de la piscina, mirando al cielo.

— ¡Qué tranquilidad!  — dijo en voz alta, mientras suspiraba observando las nubes.

De repente escuchó entre los árboles:

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— Pío, pío, pío, pío, pío…

Miró hacia ese lugar y descubrió un jilguero.

Escuchó encantada, recreándose en su bonito canto y, de pronto, oyó que otro jilguero cantaba otra canción:

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— Pííío, pííío ,pííío pííío, pííío…

Al momento, un nuevo jilguero cantó más alto tapando la voz a los otros dos.

— Pipipíooo, pipipíooo, pipippíooo, pipippíooo…

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Por si fuera poco, llegó un cuarto jilguero y cantó mucho más alto aún, para que todos lo escucharan solo a él.

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— Pipipipipipíoooooo, pipipipipipíoooooo, pipipipipipíoooooo, pipipipipipíoooooo...

Los jilgueros armaron tal alboroto, que se hacía imposible escuchar nada.

— ¿Pero se puede saber que os sucede?  — dijo Mariana, nerviosa. ¡Me estáis volviendo loca!

— Pío, pío, pííío, pííío, pío, pipipíooo, pipipipipipíoooooo, pío, pipipíooo, pííío, pííío, pío, pííío, pipíooo,  pío , pipipíooo, pipipipipipíoooooo…

— ¡Es imposible entenderos si habláis todos a la vez! — les dijo alzando la voz. ¡Callaos!

Lo dijo tan seria, que todos enmudecieron al momento.

— Si queréis que os preste atención, cantad uno por uno — les rogó — y si cantáis a la vez, poneos de acuerdo para cantar lo mismo. De lo contrario, me marcharé — dijo la niña haciendo un mohín.

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Entonces, los jilgueros, reflexionando sobre lo que había sucedido, decidieron ponerse de acuerdo y, todos a la vez, cantaron una bonita melodía.

Mariana tendida en la hierba, encantada, escuchó el concierto de los jilgueros, muy feliz.

Actividades de comprensión lectora para niños

Si has leído el cuento a tu hijo o le has escuchado leerlo y no te queda claro que haya comprendido la lectura, te proponemos realizarle estas preguntas de comprensión lectora: 

- ¿Cómo se llama la protagonista del cuento?

- ¿Qué empezó a ocurrir a su alrededor mientras miraba al cielo?

- ¿Por qué se enfadó Mariana?

- ¿Logró Mariana que todos cantaran a la vez?

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